Norah está de excursión. Se marchó el martes y regresa esta tarde.
Nuestra hija mayor mantiene una buena relación con Ares y Ares con ella, aunque, claro, no se asemeja a una relación convencional entre hermanas.
Ares nos ha sorprendido esta semana yendo a la habitación de estudio de Norah a buscarla: Se asoma, mira y se vuelve a jugar con sus cosas al comprobar que no está, que todavía no volvió.
Es probable que esta tarde, cuando Norah regrese de la excursión, Ares le dedique una mirada de dos o tres segundos; o, quizás, sólo gire el cuello, cuando se abra la puerta y la escuche entrar por el pasillo, antes de centrar su atención de nuevo en la tablet, en las cosquillas o en el libro musical. Sin embargo, sabemos que a su manera la echó de menos.
Al releer este post, me he dado cuenta de cierta similitud con una situación de mis hijas; Carmen ha estado observando a su hermana porque ésta, estaba llorando. Había una tercera persona en la escena, que no conoce a Carmen demasiado, y comenta, caramba qué poca empatía, y eso que son gemelas…(uffff este tipo de comentarios dan para un libro). Bueno a lo que voy, yo feliz, viviendo la situación, Carmen estaba siendo consciente de su hermana, estaba prestándose atención a su hermana y lo mejor de todo, le hizo gracia verla llorar y compartió su alegría mirándome y sonriendo. Minutos más tarde, sólo silencio y ausencia. .., fueron unos pocos segundos de complicidad mami-niña, pero qué segundos!!!