Leímos hace unos días un tuit de Belén Jurado (@DeAutismo) que nos golpeó como si nos atravesaran el pecho con una aguja de hacer punto:
El silencio nos invadió con el diagnóstico. Un silencio pesado, de pena. El silencio que se genera tras una noticia devastadora. Un silencio denso, que casi se podía tocar.
Poco a poco fue desapareciendo y sólo quedó el silencio de una niña con TEA no verbal.
Acostumbrados al ruido, el silencio nos incomoda. El silencio asociado a una discapacidad, más.
Con el tiempo aprendes a convivir con el silencio y a interpretarlo. Adquieren entonces mayor relevancia los gestos, las miradas; las sonrisitas, las sonrisas y las carcajadas; el gesto más o menos torcido, la frente más o menos arrugada, las caricias… Hasta que consigues escuchar el silencio. Aunque de vez en cuando, como le ocurrió a Belén, eches de menos las palabras.
Los silencios…las palabras a medias, las que al principio no entendemos y que con el tiempo las vamos reconociendo. Los gestos, las miradas, las lágrimas que no comprendemos de dónde vienen, porqué, , ellos se van convirtiendo en ese lenguaje nuevo, el que no nos enseñaron, y que de pronto, de golpe o de a poco, sin darnos cuenta, se incorpora al otro. Y entre los dos…los dos lenguajes…inventamos otro, maravilloso, que nos permite comunicarnos. Y el silencio ya no lo es…porque lo reinventamos…
Pues sí que lo hecho de menos, que me diga qué ha hecho en el cole, o quéperfiera para comer… En fin…
Hola Buenos días, somos estudiantes de Educación primaria en la Universidad de Lleida, y nos gustaría mucho haceros una entrevista.
Estamos realizando un trabajo sobre el TEA, y nos gustaría tener el testimonio, las palabras de la parte más familiar y cercana de los niños con TEA.
Si os parece bien y no os importa, nos podríais escribir a nuestro correo, (projecteconsumdelamemoria@gmail.com) y quedaríamos de alguna forma para realizarlo online.
Muchísimas gracias, y gracias por descubrirnos a Ares.