Palabras

Escribía el domingo en Twitter el periodista de El País, Miguel Ángel Basteiner, que «la lengua no es impune«. Me gustó la frase. Escoger los sustantivos, los verbos y los adjetivos para explicar lo que ocurre no es un asunto baladí. Utilizar una u otra palabra puede cambiar sustancialmente la imagen que el lector pueda hacerse de los hechos: No es lo mismo un gol, que un gol extraordinario. Tampoco es lo mismo un gol extraordiario, que uno sobresaliente. E imaginad lo que supone catalogar un gol como histórico, en vez de importante.

Al periodista del diario Marca, José Vicente Hernáez, no le gusta el delantero del Real Madrid, Karim Benzema. Muy respetable. Sin embargo, en su empeño por aportar argumentos (¡sic!) que sustenten su opinión, califica al ariete francés de «autista»:

Convendría que el señor Hernáez conociera lo que es el autismo antes de utilizarlo como calificativo despectivo. Las personas con autismo no viven aisladas: Sienten, ríen, lloran, dan besos, quieren jugar… aunque, en ocasiones, les cueste exprearlo.

El señor Hernáez, además, es reincidente, ya que no es la primera vez que emplea la palabra autista para descalificar a Karim Benzema.

No es desgraciadamente el único caso. Hace unas semanas, el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, criticaba al gobierno de Mariano Rajoy utilizando la palabra «autismo«.

Sé que es muy fácil equivocarse; que en ocasiones las prisas por entregar un texto impiden que dediquemos diez segundos a buscar un término más apropiado, que se ajuste más a lo que queremos decir. Pero cuesta poco hacerlo y, así, evitamos molestar, herir, utilizar palabras a la ligera, como si la lengua fuera impune, y seguir ahondando en los falsos mitos que rodean al autismo.

¡Feliz Navidad a tod@s!